lunes, 4 de agosto de 2008

De arandelas y motores

En la ciudad de Salta, en Argentina, se construyó un edificio cuya función iba a ser albergar un diario de la ciudad. Una vez construido éste se diseñó y montó una rotativa encargada de producir los periódicos. Para montar esta máquina enorme y compleja acudió a la ciudad un mecánico especialista; un profesional escrupuloso en su trabajo hasta un extremo insospechado. Este especialista cuidaba cada detalle del montaje, desde los aspectos más complejos a las piezas más sencillas. En cierta ocasión el director del rotativo le preguntó, preocupado por la tardanza del montaje de la máquina, el porqué de semejante meticulosidad. El ingeniero le contestó que el funcionamiento de esta máquina tenía que ser extremadamente preciso ya que, a causa de las vibraciones la estructura del edificio podría estar en peligro, y ello exigía que cada pieza, por minúscula que fuera, funcionara correctamente.
La máquina fue puesta en marcha satisfactoriamente. El mecánico encargado de su montaje demostraba, orgulloso, la extremada precisión de la misma colocando una moneda octogonal de canto sobre una superficie de la máquina y observando jocoso cómo la moneda ni caía ni se movía exclamó: “ Vea, señor Director, que para que esta rotativa funcione con semejante precisión cada pieza es importante, desde un motor hasta una simple arandela”.


Esta historia fue narrada a su vez por el profesor D. Roberto García Carbonell en el transcurso de un curso de verano de la Universidad Miguel Hernández durante el mes de Julio.

Del mismo modo, en los Servicios de Bomberos debería cuidarse de que cada arandela funcione correctamente, y nadie debería creerse que por ser motor es más importante.

Como siempre, saludos a tod@s.